En la labor
del diseñador, es increíble la cantidad y diversidad de proyectos,
problemáticas y variables a solucionar, por esto se hace necesario
potencializar y optimizar la creatividad como herramienta metodológica que
permite concebir una idea y convertirla en un proyecto exitoso.
La creatividad
aplicada a la solución de los problemas encontrados durante el proceso de
diseño es una competencia fundamental en el diseñador, pues este, además de
afrontar los retos productivos y tecnológicos debe dar respuestas coherentes a
todas las circunstancias encontradas en la relación hombre .
El objetivo de la
creatividad se manifiesta de diversas maneras y en diferentes etapas del
proceso de diseño, y siendo fundamental para este proceso, muchas veces las
técnicas o métodos creativos, los cuales nos pueden ayudar a pensar de manera
diferente. Con el fin de evidenciar la importancia del proceso creativo, el
valor de la creatividad y algunas maneras de potenciarla en proceso productivo,
se imparte esta jornada.
Una cita
acuñada por este creativo es la siguiente: “La distancia entre diseño gráfico y
decoración gráfica es enorme y se mide por el mayor o menor grado de
transparencia de los mensajes; o sea, la mínima o máxima arbitrariedad de sus
rasgos”.
El portal
creativo Foro Alfa resume un decálogo dictado por Chaves con diez principios
básicos que todo aquel que se involucre con el diseño gráfico debe conocer.
1.
Convencionalidad: El signo
debe configurarse conforme alguna combinación de los códigos gráficos
culturalmente vigentes. La idea de «nuevos lenguajes gráficos» resulta absurda:
si un lenguaje es nuevo, no se entiende.
2.
Ocurrencia: La
ocurrencia compensa la convencionalidad al darle relevancia al mensaje. Pero el
grado de atipicidad necesario no siempre es el máximo posible. Cada caso
requiere un grado de ocurrencia diferente.
3. Eficacia: El signo ha
de cumplir, como mínimo, todas las funciones para las cuales ha sido creado.
Valores, como por ejemplo la estética, no pueden subordinar la eficacia del
comunicado gráfico sino, por el contrario, potenciarla.
4.
Propiedad: El signo
debe inscribirse en el paradigma identitario de su emisor. No basta con la
firma: el comunicado mismo debe identificar al emisor. La identidad no consiste
en hablar del emisor sino en hablar como él.
5. Respeto: Tal como
sucede con el emisor, la gráfica debe ajustarse y respetar los códigos del
receptor. Se habla para él, para que él entienda.
6.
Pertinencia: El signo
debe ajustarse al registro del vínculo comunicacional que se entabla entre
emisor y receptor. Solo conociendo ese vínculo, es posible establecer el tono
adecuado que cada ocasión amerita.
7. Densidad: Entre lo
vacío y lo lleno debe haber una relación de sentido. El signo debe estar saturado,
o sea, carente de zona privadas de sentido. Si al eliminar un elemento nada se
pierde, es porque ese elemento sobraba.
8. Economía: El
despilfarro es comunicacionalmente negativo. El signo no debe contener
redundancias superfluas o excesos gráficos.
9.
Transparencia: El signo
debe carecer de significaciones parasitarias que obren como interferencias a su
mensaje específico.
10.
Anonimato: El signo
debe ser autónomo, libre de referencias a su proceso productivo o su autor. El
signo no es la historia de su proceso productivo: pertenece al emisor y su
producción debe volverse invisible.
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